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La máquina del tiempo, así vivió el viaje un risaraldense en Urrao.

Nuestro viajero se aventuró a descubrir la felicidad en lo simple.

La máquina del tiempo, así vivió el viaje un risaraldense en Urrao.

QUIZÁ ME TILDEN DE LOCO, PARECE FICCIÓN  MÁS NO LO ES

Al día de hoy se dice que no se han inventado las máquinas para viajar en el tiempo; solo lo hemos vivido en sueños o películas de ciencia ficción, tal vez me tilden de loco, pero hace poco tuve la oportunidad de montarme en una, y no es precisamente como las muestran en las películas; esta máquina del tiempo tenía forma única, era del tamaño de un camión, muy colorida, con adornos hermosos, grandes llantas, con mucho espacio para todo el que se quiera subir en ella, de hecho me parece que quienes la diseñaron son personas de una sociedad avanzada, ya que son muy incluyentes; pues en esa máquina del tiempo pueden viajar todos los colores de piel y culturas como los campesinos, blancos, negros, indígenas, mestizos, mulatos, extranjeros, mejor dicho hay espacio para todo el mundo, hasta para los animalitos, porque viví la experiencia de tener una gran variedad de compañeros de viaje,  entre ellos:  gatos, perros, gallinas y hasta marranos. Este artefacto de la ingeniería automotriz, que facilita el acceso a la zona rural y a las comunidades lejanas, ya lo conocía desde niño, pero fué en Urrao-Antioquia, donde realmente viví su gran magnitud de inclusión, su nombre común escalera, línea o chiva. Mi viaje inicia desde el parque principal del municipio de Urrao, desde el instante en que me subí a la máquina del tiempo, como la llamare en adelante, me transporté a mi niñez, cuando viajaba en la ruta que recorría del pueblo a la finca donde vivía, sentí la calidez de  todas las personas, muy humildes y auténticas, sin apariencias, todos lo reciben a uno con una sonrisa en el rostro, sin importar que no te conozcan,  parientes, vecinos, amigos  o simplemente un desconocido que viaje con ellos , es  acogido y bienvenido a su comunidad.

ADIÓS REDES SOCIALES

Al paso que la máquina del tiempo (chiva),  inicia su viaje, empieza a retroceder el tiempo, y es allí donde empieza uno a reconocer las comodidades que el hombre históricamente ha venido construyendo; lo primero que desapareció fueron mis redes sociales, ya que a pocos minutos de iniciar el viaje ya se había ido totalmente la señal del celular,  en la medida que avanzaba el viaje retrocedíamos  en el tiempo,  se perdían en el horizonte las casas apiladas de la zona urbana, desaparecía el asfalto sobre la carretera y entre más se avanzaba nos adentrábamos en la espesa selva donde nuestros antepasados se abrían paso con hacha y machete para cultivar sus alimentos y criar sus animales. Cuando desapareció la carretera por completo, y finalizó el viaje en la máquina del tiempo (chiva), se dio inicio a un viaje que prometía  deleitar nuestra mirada  entre bosques, quebradas, ríos ,pantanos y fauna;  para dar rienda suelta nos esperaba  Santiago el arriero  y sus mulares, en medio de la lluvia,  nos ayudó a organizar nuestro equipaje, ahora yo tendría un compañero de viaje, al cual llamé Trapiche, era un macho de carga muy fuerte y sabio; asegurada nuestra carga seguimos retrocediendo en el tiempo, nos adentramos en la espesa selva, donde ya no se sentía el ruido de la ciudad, solo se escuchaba el sonido de las chicharras, pajaritos  y el rugir de las  quebradas y de los ríos que atravesábamos, tuve mucho temor de montarme en Trapiche el macho,  así que decidí caminar y seguirle sus pisadas, claro está evitando en ocasiones el lodo que había por todo el camino, pues cuando por error lo pisaba ahí me quedaba un rato tratando de sacar mis botas; Santiago el arriero siempre me animo a que me subiera y yo no estaba tan convencido, así que seguía caminando, fue cuando empezó a bajar la luz del día y me sentía con algo de miedo, porque aún no habíamos pasado el río Nendó ya que cuando llueve se dificulta el paso según el arriero y la guía;  así que me llene de valor y  no tuve más opción para continuar el viaje que  subirme sobre Trapiche, tanto que me opuse a subirme y no se imaginan el descanso que sentí sobre su lomo, debo dar gracias a Santiago el arriero,  que me ayudo a subir al macho para continuar el viaje, porque a medida que avanzábamos, más se oscurecía y solo se escuchaba el paso de las mulas y el sonido de los arboles; trapiche siempre fue  muy cuidadoso, no dio ni un solo paso en falso, lo que me dio mucha confianza durante el  camino y  así logramos cruzar el río Nendó,  seguimos río abajo, siempre bordeándolo y escuchado su sonido, unas veces muy fuerte y por algunos  sectores calmado.

¿SERÁ QUE ESTOY ALUCINANDO?

Me quedé maravillado por la belleza del paisaje nocturno, el cielo estaba lleno de estrellas, y las luciérnagas brillaban entre la oscuridad, el viento suave que soplaba entre las ramas de los árboles creaba un sonido relajante, por un momento pensé que estaba en un viaje en el tiempo, en una época en la que no había hombres sobre la tierra, el paisaje era tan hermoso y tranquilo que me sentí como si estuviera en un sueño; pero esto no termina aquí,  de repente vi algo que me hizo detener, a ambos lados del camino había  unas pequeñas raíces luminosas .y pensé :¿ será que estoy alucinando ?, pero no fue así, mis compañeros de viaje, también pudieron evidenciarlo,  estaba demasiado cansado pues no estoy acostumbrado a montar en mula, y es que el cansancio que sentí tenía su recompensa, para mí esas raíces luminosas eran un espectáculo increíble, dando un toque de misterio y magia haciendo aún más especial mi viaje.

CUENTO JOSE ROBERTO

CÁLIDO HOGAR CAMPESINO

Después de 3 horas de camino, llegamos a la casa de don Iván, donde nos acogieron muy cálidamente y nos recibieron con unos frijolitos deliciosos; la familia de don Iván es tradicional campesina, numerosa, humilde y con un corazón inmenso, me sorprendió mucho verlos siempre con una sonrisa en su rostro, a pesar de vivir sin las comodidades a las que estamos acostumbrados los más citadinos;  pero solo fue hasta el siguiente día, que  entendí el origen de su felicidad, cuando nos levantamos estaban haciendo las arepas en fogón de leña, me dispuse a  ayudar a moler un poco de maíz cocinado,  hacía muchos años no me comía una arepita crujiente de maíz recién molido y hecha en el fogón tradicional de leña. 

TRAPICHE Y MIEL DE CAÑA También pude observar cómo utilizaban un trapiche artesanal, que funciona con el giro de Trapiche mi amigo y compañero de viaje, alrededor de un palo y de esta manera  extraían   el jugo de la caña para luego cocinarlo en fogón de leña , en grandes pailas  y así obtener una de sus principales fuentes de energía, la miel de caña, con esta hacen la deliciosa  aguapanela, una de las bebidas que no puede faltar en este hogar campesino, es increíble tanto conocimiento ancestral, aprendí que la corteza del árbol de balso juega un papel importante el proceso ya que hace que la suciedad se haga a un lado, y en el proceso le dicen descachazar a sacar la suciedad.

ORIGEN DE LA FELICIDAD 

Después de un corto descanso me fui con el niño de la casa y la guía a disfrutar de un refrescante baño en el Río Nendó, el mismo que cruzamos la noche anterior, y es que este viaje no dejaba de sorprenderme, era tan cristalino, realmente era majestuoso, esto me reconfirmaba el origen de la felicidad, en los rostros de esta familia campesina, don Iván y su familia son muy privilegiados de vivir alejados del ruido de la ciudad, viven rodeados de exuberante naturaleza, disfrutan de lo más básico y conservan una unidad familiar con muchos conocimientos y costumbres  ancestrales difíciles de perder en el tiempo.

VIAJANDO CON PROPÓSITO

Debo contarles que cada viaje propuesto por nuestra guía Elena, tiene un propósito y es ayudar en las labores cotidianas de la comunidad que se visita y  participar en actividades de juego con los niños, en esta ocasión Elena propuso desarrollar  una actividad de lectura a través del juego  para Mateo que está en cuarto año de primaria, fue genial ver como Mateo y el pequeño Emiliano su sobrino, participaban activamente de la lectura del principito con imágenes recortadas, que les permitían recrear el libro.

TRISTE DESPEDIDA

El viaje en el tiempo estaba por terminar, en la noche dejamos nuestras maletas organizadas para  salir a la madrugada, siendo las 4;00 am  Santiago organizo a nuestro compañero de viaje Trapiche, ya con más confianza y sin dudarlo me subí sobre su lomo, porque debíamos avanzar para llegar a la máquina del tiempo ( chiva), el camino estaba muy pantanoso, ya que la noche estuvo lluviosa, la despedida no pudo ser mejor, de nuevo la naturaleza con su frescura nos regalaba la magia de ver el amanecer al paso del río Nendó, el viaje transcurrió con total normalidad, llegando en el horario oportuno, con un poco de nostalgia me despedí de mi amigo y compañero de viaje trapiche para tomar de nuevo la máquina del tiempo (chiva), era hora de volver a la a mi época.

PIEDRAS MÁGICAS

Inicia nuestro viaje de regreso al casco urbano de Urrao,  el recorrido inició normal, sin embargo  en el camino nos encontramos con la carretera rocosa, y la máquina del tiempo (chiva)   empezó a patinar, fueron varios intentos infructuosos del conductor y no fue posible continuar la  marcha, lo que no me imaginé era el plan B,en esta ocasión la chiva llevaba muy poco peso, lo que hacía que patinara en una loma  donde nos encontrábamos, el plan era sumar peso en la parte trasera,  asi que el conductor  nos indicó que debíamos bajar y cargar piedra, para facilitar la continuidad del viaje, no les niego que nuevamente sentí temor, pues no es una carretera fácil ya que subiendo al lado izquierdo se puede ver un abismo, yo estaba aterrado y por un momento pensé esta estrategia no puede fallar, pues rodaríamos muchos metros, la tenacidad  y valentía del conductor, ayudantes y viajeros hizo que el plan funcionara, logrando continuar el recorrido sin inconveniente, lo que para mí fue algo traumático, para  el resto de pasajeros era normal y efectivamente, unos metros adelante,  volvimos a descargar las piedras en un apilamiento que parece estar esperando la descarga de piedra que montan a la máquina del tiempo; nuestro viaje continuo con normalidad y a medida que la máquina del tiempo avanzaba se apreciaban las casas, de nuevo la señal de mi celular volvía, cuando la máquina del tiempo estaba arribando al parque, había viajeros  observando y con celular en mano grababan nuestra llegada, me sentí como un fenómeno especial, pero realmente la protagonista era la multiculturalidad urraeña, sus campesinos, indígenas, negros  todos fuera del molde, viajeros  cotidianos de la máquina de tiempo, seres superpoderosos, sencillos y extraordinarios que nos muestran que para ser felices solo basta con disfrutar lo que ofrece la naturaleza, lo que se tenga a la mano y lo principal el amor familiar y sentirse orgullo de sus raíces.

 

Escrito por : José Roberto Mejía Gómez

Edición:@elenavluna 

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